sábado, 22 de diciembre de 2012

Latido por latido


La lluvia es un soneto limpio, ilimitado, verídico,
intimo e irresistible.

Me gusta el ruido, juntando parte del cielo, para luego; regresar, arrastrar ramificaciones del mundo y volver, una parte nuestra siempre se va a las nubes, contagiando instrumentos de dulzura despejando la profundidad fresca/ elocuente, que gira sin interrogar.

¿Te gusta mirar al cielo mientras cae un diluvio?

Quedan los charcos, espejos del cielo retocando algoritmos, mintiendo al realismo; impregnando de un lugar/ un lunar/ una luna entrelazada el camino de las espinas, segmentando el fuego, de mala mirada suprema, la que concede a todo paisaje color, ritmo, veracidad, inteligencia.

Lo maravilloso del ritual de mojarse; es la delgada línea entre los gestos emparentados con los despojos invariables, atravesando sustancia y las millares de gotas que nos revistieron del trasparente legado unido al latido por latido. Despilfarrando cuenta gotas, antes

delsilencio que precede el inicio del amanecer.


La ilusión de amor es un error de juicio que hace atribuir al ser deseado los caracteres de perfección tipificados en el ideal del amador. Si el ser humano fuera puramente lógico y racional, solamente se enamoraría de los cónyuges menos imperfectos que estuvieran a su alcance; pero el ser humano es habitualmente ilógico e irracional, lo que le induce a juicios erróneos sobre el valor de los individuos del sexo complementario.

Tratado del amorJosé Ingenieros


Mientras llueve puedo verte, desprender la imaginación del constante arrullo que tus dedos cristalinos sobreponen en ilusiones y sobrepasan descarrilando mi corazón. Con los ojos cerrados siento revivir intensidad evidenciando en el caer de las gotas la presencia impartiendo suavidad; en los pasos, las constelaciones, las teclas ligeras, las marcas que deja la tinta en las hojas secas, los kilómetros faltantes en la reverberación del misterio, bendito y bienvenido. Cada día colocando partituras intensificadas sobre cada flor arañada mientras dura el aguacero de adverbios enamorados de tu nombre alternando locura,inquietando carcajadas  interminables amansando hogueras.

Te abrazo, mientras ruedan los cerros, las avenidas, los testamentos, las heladas, los infinitos, la catarsis moderna, los últimos recuerdos de la era. Se van los teatros desalmados y quedan tantas coincidencias sin razón de ser.

Retocando atardeceres; saludando una por una las estrellas que escriben el mensaje inconfundible enmarañado a tus lienzos, esperando reventar  colores con un beso interminable que  si bien no sabe de labios juntos almidona distancias para tener un sueño radiante.

Llueve,
cierro los ojos;
sigo tus dedos, las nubes me reciben, el viento; los días buenos amurallados contra las tragedias, las incoherencias que no brotan en minutas imperceptibles; a no ser que estén escritas de mí para voz.