sábado, 10 de marzo de 2012

Verdeando.

Tiniebla.

Espanto.

Sudor olor a tierra.

Sombras entrelazadas, trasladando sonetos mal acorazados.

Sentimiento/ viral, esparcido, rendido. Sentido imprudente.

Reír. Vivir plenamente. Codiciar verse en la sonora estridencia reflejando sentimientos certeros. Amplificador de dulzura para sustituir ausencias. Resistir. Déjame entrar en tu caja; pensemos, follemos, leamos nuestra piel. Fe al desdoblarse, cada mañana implorando aparezcas, a la vuelta de la esquina, en la red, sobre una nube escarlata, divagando sin darnos cuenta que cruzamos el mar, dar un paso seguro y estar en la misma ciudad. Alucinar. Alucinarla Ilustrada Desconocida. Alunizar en tu almohada.

La perfección es naturalidad.

La naturalidad es simplicidad.

La simplicidad es posteridad.

La posteridad; renace en cada sustancia diversificando risas interminables.

Así la trampa esmerada por delinquir saturando maña presuntuosa, deshaciendo contrapuntos antes de alumbrarlos con música aleatoria tendiendo puentes entre versos trasplantando deseos, sobrepasando racionalidad, sin importar que vendrá mañana sin otra ruptura de labios ensamblando partituras corrigiendo nombres, esperando oír el tuyo Helena.

Refugiándonos de la lluvia; deshaciéndonos en besos.

Visible en la vigilia amante, querible en la codicia del beso sempiterno y adorable a la medida del sentimiento retratado por todas las células; viendo relampaguear, combatiendo lengua a piel la abominable nostalgia; fría y asfixiante. Esbozar un amor único, abrigando fielmente felicidad, viviendo una historia digna de germinar en memoria del afecto imposible que antepone temblores pronosticando el añorado encuentro; remodelando corazones, amalgama de sensaciones emparejando sudor enterando fragancias impactantes y crucigramas imperecederos.

Escritura mediana, fermentación cardíaca/ ensayando un abracadabra insoluble, esperando el momento para dejar correr el látigo, ¡ya no quiero que seas un sueño imposible!, Axioma interminable, asegurando tu presencia en mis venas inventando estaciones sedándome en posibilidades, voy/ regreso/ me quedo quieto/ desparezco cada vez que parpadeas y una rosa – un amuleto – las nubes – el cielo estrellado – el sol rojizo y la lluvia te recuerdan que cerca del Kilómetro 0 espanto las fichas que danzan cada signo sobre el tablero para que nuestro incomprensible querer florezca. Señala un lunar con el que pueda reconocerte, marca cualquier sitio en el mapa dónde quieras que te encuentre; mitades inconclusas sustrayendo lunas describiendo la noche inolvidable, la cual reclama vernos aparecer.

Vendas, en las roturas; los sueños, las consecuencias y los disparos.

Atravesando vacíos. Es parte de mí, parte de las costuras adicionales levantando una hipotética sonrisa, argumentando que más allá/ dentro de ti vendrán columpiando las respuestas, abriendo zendas para trajinar en el invierno. Nieve. Veracidad. Calles cubiertas, vitrales insubordinados al blanco virginal de postal eufórica. ARTE de manos calientitas, chalinas y quizás el mismo gorro de lana. Caminado a cualquier parte; atrayendo besos movidos. Voracidad. Siempre propia, siempre resplandeciente.




Nuevamente permaneció en silencio por un rato, tras lo cual dijo que veía una luz encenderse en la ventana del edificio opuesto. Le dije que aun así seguíamos siendo las únicas dos personas despiertas en la ciudad, las únicas dos que habían pasado la noche el uno en brazos del otro.”

Una nave espacial de ternura hacia la luna – LaylaBalbaki

Era un minuto contagiado, deslizando sombras hereditarias contrayendo nupcias entre sí a espaldas de los cuerpos solitarios que emulan vivir deseando acercarse a la otra mitad, pretendiendo ir siempre en la dirección correcta; terminar bajo sabanas tiernas y no desfallecer de esa mediocre percepción hacía aquéllas vehementes emociones. Sol despuntando franquicias bajo injurias rectangulares, todo lo que se perdió termina en un sitio franco. Lugares en abundancia. Cierne redundancia, aseverando desbordes humanizando tacto, describiendo peligrosas dualidades intentado alternar separaciones y contracciones. Casi no pueden verse las sombras de las manos sobre el teclado, con mucha atención sujetan las de ésa chica dinamita en algún lado recluyendo escritos percibiendo que detrás suyo su sombra se besa con la mía.

Llueve, bóveda nublada; ¿a dónde van las sombras sin sol?, ¿a dónde irán a refugiarse?, mitosis cuentista remando al país de nunca jamás deambulando insultos si enciendes la luz para comprobar si todavía proyectas decoloraciones, ¡envidia y comprensión!, retuerce rabiosa el interruptor para regresar a casa con su amada. Ni como seguirla. Me embarro con tus palabras, frío corredizo abrumando conjeturas, paladeando diálogos imaginarios; contigo a mitad de la mañana de un sábado saboteando cualquier relación con el mundo real, embriagándonos disparando afecto, enmudeciendo saliva testificando versos zafados extrayendo tacto sismógrafo. Tardes destilando conversaciones en café con poca azúcar; memorizando siglos sin vernos, detalles vergonzosos disfrutando alegrías. Emparejando noches, aroma de cocina, cotidiano fervor impregnando corazones con las fabulas del querer en cuarto creciente.

Pero ése es mi sueño. Temo sea otro quién cobije dulces arcanos del mazo cándido. Mientras soy un simple momento. No presionar, aceptación. Todavía quedan vestigios de los antiguos códigos caballerescos; salvar a Dulcinea, degollar al usurpador maligno y celebrar nupcias antes que caiga el sol. Robarla. Incendiar Roma crucificando al maldito. La canción más looser de la vida; “¿y cómo es él?, es un ladrón que me lo ha robado todo”, tiene eco y es indispensable esquivarla con una cuarta de copas sádicas. Ni siquiera el temor al maldito bastardo (que espero sufra con la peste bubónica); martiriza esta ilusión interminable. A punto de desfallecer sigo el único rumbo capaz de contener certeza, palideciendo éste rompecabezas. Cada pieza, signo, símbolo, pedazo, palabra desventurada, tentación y confusión ocupan un sitio conmovedor. ¿Qué tan lejos estás realmente?/ distancia – emoción – sentimiento – pensamiento – accesibilidad. Incertidumbre sacrificando premoniciones cercadas, sagrario atónito ocultando suaves rumbos, versatilidad cuestionando pedregones innaturales.

Doy vueltas enajenado, desvariando hogueras; señales de humo enterneciendo conductos aventados, ¡queriendo retener tu atención!; impertinencia costera cuidando ahogar pretensiones inservibles. Días mestizos evitando dadivas salinas, atragantando heridas con una referencia incrédula. Golpes incurables, atorando candilejas siderales en un punto más que resplandeciente; el brillo dominante de tus ojos. Quiero incendiarte, entregarme sin reservas. Crudeza demarcando irremediable realidad acribillando prebendas anestesiadas luxando densidad majadera. Nubarrón creciendo simulando ser una planta de tomate, incapacitando cielos refrescantes; aroma inminente símbolo crucial. Incorruptible ley de gravedad reprende el sueño que despega entre círculos de colores. Practiqué escribiendo un “te quiero”, ver sí adquiere forma, a dónde podría llevarme; un mensaje directo a casa, aguda respiración acomodando las costillas pronunciando dos palabras paradisiacas. Ahora se escapan por los poros moldeando dispraxia canjeando alboradas anacrónicas. Necesito una alfombra mágica, cruzar los cielos; ¡secuestrarte!, perdona tanta agresividad, desesperación intransigente rehuyendo adornar pacientemente submundos completando cada círculo arrasando purgatorios. Anudar certezas, confrontar sospechas. Valorar instinto, ¡volar!; adorando encontrarte.

Toma mi mano, hoy olvidaremos la distancia; serás mi novia y éste día: entre tus pestañas y la pantalla tendrá color de promesa y esperanza, ¡no existen impedimentos!, somos lo que podríamos ser, estaremos juntos subliminalmente, ten bien claro a dónde vamos a encamarnos luego; alma, corazón, mente.

De verdad eres guapa y no sé cómo eres. Eres y no eres, creer que eres quién yo creo que eres a ciegas manteniendo credos volátiles, resulta abrumante pero creo que eres y eso basta para no saber qué hacer otro viernes sin ti.

Te hace guapa el misterio.

Son tus dedos.

Son las señales.

Son las confusiones.

Son esas ansias inaudibles de querer.

DE negarte, negarme a quererte, con tus desapariciones y reservas; las contradicciones, lo que me dice que no te gusta que te digan “nena”, y lo querible de decirte: ¡hey nena, pronto estaremos juntos!, pero suena a mentira, a verdad que parte de un deseo/ partiendo-me por algunas líneas de claridad.

Es tan fácil.

En serio.

Pídele con amabilidad al minutero un planeta completo para sentir mis palabras desglosando tu piel; déjame ser viento, abrazarme fuertemente a ti. Esgrimir candela merodeando tus piernas, sobornando besos en tus costillas al mismo tiempo, mientras descarrilo sobre tu vientre teoremas sumergiendo mis dedos; trazando conexiones siguiendo la expansión del universo. Palpando palabras dinamiteras en tus labios, persignando delirios suavemente saboreando bordes antes de fundir trances psicotrópicos abordando un clíper tonificando risotadas.

¡Lo siento nena!, la espera es angustia, tragedia e incluso diría más: t.o.r.t.u.r.a.

¿Te he dicho que me gustas mucho?, demasiado, ¡jodidamente!, apareces contradiciendo mi soledad y reapareces estrenando sencillos demoniacos encasillando los rulos/ bajón, esta vez vayamos por drogas más densas. ¡Al desierto nena!, iremos sexseando todo el camino, ¡al desierto!, cuatro botellas de agua en cada fardo; Mp3 bien cargado; Zappa, Janis Joplin; ¡Jim Morrison!, Paty Smhit, Thelonius Monk, Mars Volta, Pink Floyd, Bird Parker, Santana, Stravinsky, Jarrison, Jimy Henrix, Bjork, Radiohead; ¡lo siento querida soy un cerdo fascista; el folklore de cualquier lado queda fuera!; rock intravenoso, ¡al desierto nena!, un cuaderno fino, colores y plumas de distintos calibres, ¡masacrando espacios blancos, escribamos poesía indispensable!: contigo nena; solamente tú. Eres para mí, yo soy tuyo, corre, córrete, recorre entre líneas rescatando sacrilegios dulces.

¿Te he dicho que eres encantadora?

Yo muero por ti. Incrusta el aguijón cuántas veces quieras; tal vez he venido a eso, a quedarme con tus tristezas, hacer mío tu dolor, puedes hacerme mierda, arrancarme las ilusiones, quemarme la piel. Quisiera estar seguro – eso depende únicamente de tú claridad/ curiosa semejanza con caridad/ – totalmente; decirte fechorías alegres, piropearte de frente. Soy ésa clase de estúpido que necesita le expliquen las cosas despacio. Me guastaría ser listo e irresistible, o tal vez interesante. Lo que podría ser permanece oculto, bajo los sentimientos de una Ilustrada Desconocida entrañable, ¡ambicionaba tanto!, el único reconocimiento que quería era exageradamente simple; “eligió el escenario de las letras para encontrar a la vital compañera”, ahora sólo me conformo con una despedida de quince minutos. Cada vez me cuesta más creer que algo bueno sucederá.

;)