Sonidos evaporando medias de lana en la
regadera,
esperando que queden secas antes de un diluvio
sin cautela,
deshaciendo ciudades ásperas
sin todas tus caricias
resguardas.
A tiempo, para que queden todas las columnas
aromatizadas,
evacuando despojos sin aliento.
“En mí te
busco:¿eres
mi rostro en el momento de borrarse, mi
nombre que, al decirlo,
se dispersa,
eres mi desvanecimiento?”
El
Ausente-Octavio Paz
Por verte despertar.
Sentirte respirar.
Provocar tu risa.
Hay promesas queribles.
Hay promesas traicioneras, esperándonos por una décima de segundo.
Quedan los pormenores que tan sólo podremos
degustar en un lugar…
uniendo lunares.
Procurar que una promesa rompa; las mitades,
una las distancias y congele el tiempo, para
abreviar nuestros cuerpos a un te quiero, sin llagas.
“Amor de tierra lejana
mi corazón por ti duele;
sin remedio desvanece
pues no encuentra a la que
llama;
y cual vergel te engalana,
tras cortina te enaltece,
oh incógnita soberna”
Baudolino–Umberto Eco
Luego de la lluvia;
suelen aparecer el arcoíris desafiando el brutal empoderamiento de las nubes
oscuras, dejando que un cielo azul; tan universal,
difuminado y conectado con los puntos del globo terráqueo, restituyendo
paisajes anticipando coartadas para reanudar una marcha.
Por flores
diagramadas en amables diamantes, un mantel
a cuadros detallando los bosquejos que siguieron alimentando esta conversación,una de esas canastas de mimbré, queso, una
botella de vino rosa, pastel de chocolate… quizás no te gusta el chocolate. Oh
prefieras una limonada, algo agrio
trasmutado en dulzura.
¿Qué nos promete la
lluvia al final de tantas lunas?
Hay promesas inservibles.
Puntos de vista adoctrinados, sin salida.
Dices que hay mapas.
Te creo, pero no puedo crear el rumbo, desconfío,
pero la certeza sabe de latidos antes que las respuestas…
hundiendo sabores interminables.
Supongo te sobran los días perfectos.
¡Hay de mí bandolera!; eres el día
interminable; atardecer desvariando por los
nudillos, consiguiendo sintonizar cada
minuto de impacto, sin saber por dónde van
las palabras y regresan la semblanzas abrazadas carteando…
alguna posibilidad/
fidedigna, en primera persona.
Conozco los días enteros; ensamblando aquélla melodía inesperada, confusa, que al leerla más
de una vez adquiere esa trascendental tonada,
martillando por la cabeza serenas catástrofes,
perfectas, inquebrantables.
Consiguiendo restar espacios soñables.
“Y ya lo ves en internet viaja el amor
vía cable
mientras que el brillo del frío circula solo en las calles”
mientras que el brillo del frío circula solo en las calles”
Simple, como el viento que todo lo arrastra, hacia el
sol que todo lo consume–Interama
En las colmenas diurnas zumbando multitudes
ciegas, sin alma;
esperando desprender los talones del suelo.
Asesinando reflejos, desgastando utensilios
ilusorios sin cortar migrañas delante de la pantalla.
La lluvia incidente prometiendo llevarme a ti una vez desintegre cada atadura.
La vida promete cortar el aliento, la muerte promete una visión, tú prometes un amanecer sempiterno.
La prontitud permanece muda.
Promesas de nuevo año;
cuadrar menos angustias, encuadrar más
ternura invisible, necesitarte menos, quererte sin tensionar meridianos, textos cortos.
Rincones cubiertos de esperanzas, frotando cambios ligeros;
conforme requiera la danza amistar otra
era de palabras amenas compartiendo casillas/ nervios/caídas, separando glaucomas ajustables
perdiendo parpadeos por izar otra vez un ronda de alegatos dignificados,aventurarse en tu cuerpo ajustando sombras
benditas mientras la luna y el solo se persiguen;
porque mis ojos no se cansarían de mirarte.
Mis brazos de tenderte un halago si lo necesitas,
y tienes mi mano si por ventura algo detuviera los buenos momentos.
¡Por un instante!
Tan sólo me gustaría que hubieses estado aquí.
Susurrar algo valedero;
que no prefieren el vacío que los brazos de uno.
Tener tradiciones propias, guardando las velas de la década que amenaza ser
oscura; y luego la muerte nada suave desatando
el total fracaso; pero contigo el conteo por
un día dejaría esa incompleta trasmisión; incorporando
globos, la canastilla con dulces hechos de
estrellas fugaces, pastel en forma de abeja;¡porque sólo
importaría tu calidez primor!, ¡sólo hay una
fiesta contigo primordial invitada!
En el celular,
el recordatorio que no tienes un nombre que verdaderamente importe; una novela te deshace con las falsas
nominaciones los números prestados, tan
pronto que el libro se hace pesado; todavía
parpadean las luces, los adornos que
quisiera verlos estallar insisten en pasar las fiestas sin pormenores; pero a tientas no se saben las condenadas
felicitaciones de cristal y agua maldita,
sobrepasando el límite de velocidad antes que puedan darte otro bofetón las
hojas de la tradición cultivada. Otro sermón
áspero;“compra
zapatos de vestir”, me gustan los que uso,
son baratos, tienen identidad, y resultan cómodos para escapar. Lo malo que conozco la ciudad.
Pero no conozco la que invento contigo; la de las manos inseparables, con rumores de rosas espinadas de delicadezas
esperando refrescar heridas, aplastando lo
que viene provocando esos sueños de amor inmediato al primer contacto/ al segundo beso interminable/ al tercer plato vacío de ocurrencias/ al cuarto día,
otra vez interminable.
Hay promesas extraviadas, recuperando el filo de las espinas en las rosas creyentes.
Hay promesas de toda índole cuartando diagramas
en el cielo, uniendo estrellas en nombre de
la susodicha esperanza.
Hay promesas en tus pestañas, que guardan silencio.