1:12 de la
mañana, una leve llovizna agudiza un ritmo sutil, seductor, sencillo;
esparciendocontrastes por las caídas, recomenzando en algo los últimos delitos del
corazón apasionado entercado con la claridad,
exigiendo con un hola caridad; una
conversación infartante, una comedia de
principio a fin, de fin ah;“al fin
estamos al mismo tiempo”, cantamos,
desarticulados de los adverbios conocidos y los girones prometedores que
se sesgan a sí mismos en la punta de la
lengua. Destilando dulzura que al final
envenena y no duerme tranquila sin antes apoderarse de otra hoja virgen/ al final del relato,
del promontorio de palabras inútiles será,
tan anónima y descartada como un juego de nombres prestados. El eco de la lluvia continúa atesorando
pluralidades embriagadas soñando amarte,
caerte a besos, prolongar un encuentro la vida
entera, así sólo quede ése instante
perpetuado con la complicidad ilimitada de ser correspondido.
Otra vez la imaginación me ha dado una golpiza.
Querer querer no es ser querido.
Amorosa habitante de las maravillas; debo ser el peor de tus pretendientes, confundiendo tu nombre en otra vereda.
Perdición retumbando fuera de todo disipado silencio, permitiendo pretenderte;
razón bajo cero, corazón envuelto en papel
de seda con un listón y las palabras invisibles.
Forma.
Ventisca expansiva,
serenando muerte; la muerte de la distancia.
Trozos arenosos extraviando tiempo,
haciendo de cada encuentro una rotula de calendario,
un motivo de fiesta, de celebración. Espera incurable.
Rotando curaciones.
“Amo y siento deseos de hacer algo extraordinario.
No sé lo que es.
Pero es un deseo
incontenible de hacer algo extraordinario.
¿Para qué amo, me
pregunto, si no es para hacer algo grande, nuevo,
desconocido?”
XIX–Poemasdeamor
Alfonsina
Storni
Eres el
oxígeno en mis venas, refrescando todas las
lágrimas mullidas, reforzando el infinito
misterio de la sonrisa brillando detrás de los cerros un lugar que no conozco; pero reconozco, dónde
no hay fronteras distantes y puedo darte un beso.
Tomarte en brazos susurrando verdaderas letanías amorosas mientras mis ojos
renacen en los tuyos. Esclareciendo cada
pliegue de piel, cada herida; en tus brazos,
contigo; todo,
absolutamente, si deseas lastimarme, destruirme, me
levantaré y tendré un gesto con la mano acariciando tu rostro para verdear tus
campos de marte, apedreando tus malestares.
Mi corazón irreverente está contigo.
Qué otra promesa podría el amor resguardar; más que un hogar hecho de caricias.
Subrayando averías maltrechas, esperando reconciliar vidas y destinos, emparejando los pasos al mismo sitio, dónde habita caliente la calma, empoderando disculpas aclimatadas, rodando en los brazos culpables halagos castigados.
Me incomodan las piezas del rompecabezas.
Acomodándose las picaduras. La hora del té y los platillos con vinagre son
un karma tranzado con soltura.
El barro debajo la piel.
Las mariposas muertas.
Los días de campo.
Las semicorcheas que salen del papel.
Me doy cuenta que te pedía demasiado; saltar,
emparejarnos, desnudarnos, vivir juntos.
No saberte, no
tener idea de tu lado del parche; ahora es
un consuelo, porque puedo quedarme con las
charlas imaginarias, los encuentros pactados
sin complicaciones y un beso indeterminado repasando candilejas que podrán
hacer de una gracia y un tirón pirotécnico las escenas conmovedoras, brotando silencios,
perdurando.
Con una fotografía tuya estaría completo.
No pido mucho,
porque es evidente que no estoy a tu altura y no puedo darte mucho.
Sólo pretendo quedarme con la felicidad de una
fantasía casi certera sin palabras enredadas,
respondiendo tentaciones, por la sed de amar, de elogiar,
esculpir poemas que en recompensa desciendan suspiros y ojos tiernos con el
rumbo de mis dedos. Aclarar días oscuros
soltando latidos inesperados, abrigando
ideas que sepan dilatar tu sonrisa.
Quiero asumir totalmente el papel que me
corresponde en la obra; versar y punto, poemas alegres. Palabras
palpables encallando dedicatoria y corregir las ventanas del ser imprudente.
Esta es la última promesa que puedo cumplirte. No volveré a molestarte,
procurando dejar el velero bien vestido de simplezas dispuestas para
alegrarte cuándo tus pestañas lo requieran.
Nuestro amor;
debe acogerse a la simpleza.
Tú no me quieres más allá del círculo trazado.
Te dije que estaba triste y me trajiste alegría;
y eso cariño no se olvida.
Yo quería amar,
ser amado; conocer todas las latitudes del
sentimiento, despertar en vuelto en un aroma. Enredarme y encerrarme en tu sudor. A quién quiero engañar fuera de las letras; allá en la realidad soy repulsivo. Por mucho que me gustaría algún día postear; “Adiós, doy vuelta de página”, no va a suceder,
si la chica de mis sueños no quiso nada conmigo,
a ninguna otra podría interesarle. Solamente
quisiera interesarle a ustedIlustrada Desconocida, ser
deseado, sentir la plenitud de saber que el
día que me marcho al menos sus ojos sentirán mi partida.
Mientras siga ambicionando algo más, no podré apreciar lo que me corresponde. Dentro de poco las campanas resonarán anunciando
el completo fracaso de mi vida. Toca
sobrevivir nomás escribiendo. Por mucha
mujer que sea mi única lectora, aspirar al título
de escritor queda lejos; sólo hay dos vías;
una que tu obra adquiera vida propia y encuentre a su público, la otra es que te paguen por escribir. No me importa la derrota,
por mi lectora el empuje de exigirse una escritura altiva alcanza y reanima.
Ése pedacito de afecto;
vale aprovechar el tiempo antes que la tembladera incapacite mis manos.
Quiero disfrutar tus palabras.
Quiero pensarte en cualquier parte; risueña.
Quiero hacerte el amor retratando el rumbo de
la luna.
Te quiero, te
adoro, te amo.