sábado, 1 de junio de 2013



Hojas de calendario en blanco,
respiran por una sonrisa sublevada alterando el
color vibrante ostentado por las nubes.

Sin querer atizar nombres propios las manecillas, escapan de las dulces tentaciones;
quedando varadas en una hora incierta sin dar pie al beso vencido en la inquieta partida del amor insistente.


Felizmente queda la noche, desproporcionada; alentando rodar latidos por el mundo entero, desnudando una mirada complementada / alusiva a toda profundidad sentenciada dentro el alma, venerando destellos declarando sentir algo [impropio inadecuado insuperable  incesante] impronunciable con todas las células del cuerpo; electrificando pensamientos, el tacto, extralimitando pestañeos, desencadenando sueños que exagerando ser increíbles permiten extender un verso pigmentando en tu aroma.

Y otra vez, quedo enredado siguiendo una Luna sobrenatural.


Que pueda parpadear en tu ventana descontando distancias.


¡Qué sonido más agradable y más suave! Es como si estuvieran dándole besos al cristal por fuera. Me pregunto si será por amor por lo que la nieve besa tan delicadamente a los árboles y a los campos, cubriéndolos luego, por decirlo así, con su manto blanco; y quizá les diga también «dormid ahora, queridos, hasta que vuelva de nuevo el verano»
Alicia a través del espejoLewis Carroll