Hojas de calendario en blanco,
respiran por una sonrisa sublevada
alterando el
color vibrante ostentado por las
nubes.
Sin querer atizar nombres propios
las manecillas, escapan de las dulces
tentaciones;
quedando varadas en una hora
incierta sin dar pie al beso vencido en la inquieta partida del amor insistente.
Felizmente queda la noche, desproporcionada;
alentando rodar latidos por el mundo entero,
desnudando una mirada complementada /
alusiva a toda profundidad sentenciada dentro el alma,
venerando destellos declarando sentir algo [impropio – inadecuado –
insuperable – incesante]
impronunciable con todas las células del cuerpo;
electrificando pensamientos, el tacto, extralimitando pestañeos,
desencadenando sueños que exagerando ser increíbles permiten extender un verso
pigmentando en tu aroma.
Y otra vez,
quedo enredado siguiendo una Luna sobrenatural.
Que pueda parpadear en tu ventana
descontando distancias.
“¡Qué
sonido más agradable y más suave! Es
como si estuvieran dándole besos al cristal por fuera. Me pregunto si será por amor por lo que la nieve
besa tan delicadamente a los árboles y a los campos, cubriéndolos luego, por decirlo así, con su manto blanco; y quizá les diga también «dormid ahora, queridos, hasta que vuelva de nuevo el verano»”
Alicia a través del espejo–Lewis Carroll