El eco de una canción vuelve cada
fragmento del corazón un jardín disfrutando la primavera.
Al caer la noche susurra arpegios, palpitando en las estrellas; entonces esa posibilidad,
la que el alma acaricia suavemente salta,
en todo el ser; célula por célula.
Desviando tristezas.
Una nota colorida, dos capaz de nieve derretida en la vereda dónde
solemos encontrarnos desatando lejanías.
Ilustrada Desconocida necesitamos una canción.
Pienso en un puñado que acuden
aleatoriamente sosegando cicatrices.
Vanos son los intentos por plasmar
la melodía perfecta para atesorar un par de minutos,
empalmando tu sonrisa a mis venas contentas;
porque el mayor sueño de mi vida es encontrarte y llenarte con dedicatorias
empinadas.
Divina intrusa; llenarte de besos incompletos, empezando otra romanza gozosa aclimatando mis
labios en tu cuerpo, sin dejar espacio
deshabitado, cariño totalitario, sin motivo ajeno recurrente otorgando
concordatos inmovilizándonos. Sin querer
soltarnos.
Declararme rondilla en tierra, sortija y orquesta.
Nunca me dedicaron una canción.
Quisiera saber que se siente.
Sonreír,
perderse en la multitud, dar vueltas sin
dirección; encontrar a la que motivó la
sonrisa, ser menos parco saludando, perderse en sus ojos,
detenerse en sus latidos, tropezarse en
algunos de sus sueños perdurando el encanto hasta que puedan alcanzar estrofas
salerosas.
Dejar ir el tiempo.
Subscribir piruetas, dilucidando historias,
conservándola intacta en la memoria.
Vagar desprevenido, ver una rosa entrampando sutilezas, juntar monedas;
mientras uno espera ser destripado por la hacedora escuchándola.
Son los agradables deseos el peor
de los venenos.
Hace algún tiempo me vengo
preguntando;¿sí
hay alguna línea que te conmueva?
Lectora vital, separando murallas;
sólo tu corazón importa.
Embriagado de amor; me daba risa,
creer que la historia de la Ilustrada Desconocida sobreviviría más allá de su
tiempo, saliendo a flote en las
conversaciones de café. Pero esa suerte se
gana con un final feliz. Tú eres la única
lectora que me interesa, y a veces dudo que
siquiera existas.
El frío es una severa condición. Cada vez las pesadillas son peores. Dormir y no despertar sería grandioso.
Extraño tanto a la Alicia que
huele a vinagre, té,
café sin mucha azúcar; me gustaba vivir
pendiente de sus letras sin saber si eran una respuesta,
es sensacional, moriría contento sabiendo
que ella es la única excepción. Cuanto daría
por no haber escuchado nunca aquélla colorida minifaldera; y haberme hecho de una sensación eléctrica. Desearía que la candente Alicia digiera;“Feliz
cumpleaños”,
en lugar de estarse burlando, he llegado a
quererla en demasía; es mi musaraña favorita.“No se puede huir del amor”; maldita
mentira de una película.
Quisiera amar de verdad, dejar de escribir.
Pierdo el estilo, estando tan desanimado.
¿Para qué seguir escarbando si nunca he de salir del anonimato?
Todas estas palabras diluidas, si salieran de los márgenes, servirán únicamente para esclarecer mofas.
La ventaja de ser un X.
Me hubiera gustado nacer en otros
tiempos; dónde valía lo que uno era por
dentro, apasionarse tenía sustento con la
esperanza de trascender; de haberle escrito
a una Ilustrada Desconocida seguirían faltando las monedas para la mesa,
pero la felicidad de sucumbir en teatros desalmados,
derrochando gentileza, agradeciendo una
sonrisa musaraña, condimentando versos por
una espalda desnuda, describiendo a plena
consciencia del deleite de la suavidad que resguarda los corazones femeninos, declamando trayectos que consientan el benigno
tesoro.
Hoy sólo vale el grosor de la
billetera, implicarse en todas las modas
ignorantes,
estar físicamente desnudable y ser demasiado sexual. Yo tengo decir adiós nomás a los besos
surrealistas y aceptar que he sido excomulgado.
Y en replica, mi literatura carece de completa fascinación.
Sólo sirvo para escribir
mediocridades.
Esta vez no voy a pedirte perdón
por mi amargura mujer, no tengo a nadie con
quién compartir mis penurias al pie de la letra,
a nadie le interesa.
Ya no puedo seguir soñando que tú
estás en algún lado con ganas de darme una bofetada y arrancarme las mejores
galas de mi talento. Oh un día dirás hola.
Esa es la única palabra que
necesito.
Suena en el reproductor;“Hazme sentir”
de Austin Tv, brevemente limpia lagrimas
traqueteadas, cuando empecé con el Blog, quería que mi escritura fuera similar a una
guitarra eléctrica. No sé si cuando te arde
la oreja derecha alguien está hablando bien de uno;
simple superchería que me levanta el ánimo,
lo más probable que sea lo contrario. Otro
día. Perdido,
abatido, sin futuro.
Es mi culpa, no soy un luchador, ni un guerrero,
pretendiente a artista. Lejos, muy lejos.
Una vez me dijeron que mi amor por la Ilustrada Desconocida era sincero y puro. Pureza;
valiente palabra. Conozco muchos amores
redentores sobre poseídos e inspiradores,
contagiando su rubor a través de bibliotecas inmortales.
Crecí viendo amores de celuloide, ataviando
partes de un credo ilusorio. Los años fueron
pasando luego de una noche vidente, entre
muchas otras ideas; apareció el magoZakêo sujeto
anárquico y belicoso profundamente enamorado;
su compañera, el amor de su vida, durante mucho tiempo no tuvo nombre, pero en una referencia de una que movía mis
neuronas se dio a conocer cómo Dîkodema. Mi proyecto favorito.
Pero no tengo la fuerzas ni los medios para verlo culminado.
Permítame regalarte un pedazo de su historia.
LA CANCIÓN EN LA FUENTE DE
LA CONTEMPLACIÓN
“Las cosas han ido bien hasta ahora,
y la mayor parte del camino oscuro ha quedado atrás.
Pero no hemos llegado
todavía al fin, y hay un largo trayecto hasta
las Puertas que se abren al mundo.”
La
comunidad del anillo – El Señor de los
anillos
J. R. R.Tolkien
La puerta del concejo continuaba cerrada,
sus custodios aferraban las lanzas en señal de amenaza para cualquiera que
tratase de acercarse. Dîkodema empezaba a
impacientarse; pasaría encima de los
custodios; entraría y exigiría respuestas a
los superiores. Cuarenta lunas, sobrevolaron los cielos anunciando que Zakêo
estaba cumpliendo los cometidos de su peligrosa tarea;
fingiendo ser Ajäkero el reluciente héroe de los magos blancos. Ella prefirió escapar de la vista desconfiada de
los custodios, dobló en un callejón decorado
con vitrales que hacían referencia al estanque luminoso;
dónde la Gran maga formó todas las esencias que dieron vida a la mayor
generación de magos natos. Apoyó la mano en
el vitral con nostalgia; la Gran maga, despertó a cada uno,
quiénes fueron saliendo ordenadamente del lago,
para ser vestidos con ropajes opacos y luego ser instruidos en la orden. La Gran maga separó tres esencias, a las que dedicó mayores conocimientos; las llamó hijas y se encargó de instruirlas
personalmente. Mientras sus contemporáneos pasaban por pruebas difíciles, ellas tenían vestidos coloridos y comodidades,
muchas veces con tareas más pesadas.
–¡Dîkodema!; no está bien vista una intrusa por los
corredores, tratando de oír a hurtadillas. Además tendrías que estar añudándonos con los
preparativos del éxodo.
La recién llegada, quedó pasmada al ver la iracunda mirada de
Dîkodema; sus cabellos casi anaranjados se
encresparon, un ligero resplandor rojizo la
cubrió y sus ojos parecían brazas vivas.
Breve exaltación; que al sentir hastió de su interlocutora recobró
el buen humor.
–Mi querida Attîcaen los
últimos tiempos está por demás probada mi ayuda.
Es en función a esa ayuda me tienes
aquí tan ansiosa. Llevamos mucho tiempo sin
tener noticias de Zakêo, en quién tenemos depositadas
todas nuestras esperanzas.
– El
mencionado es uno de nuestros mayores estrategas;
capacitado en todo su temple, para llevar a
cabo su misión. Tramposa, a ti te interesa él;¿o crees qué no me he dado cuenta de la cara de
estúpida que traes cada vez que te infiltras en la Capital de Los Blancos? Hay hermanita bobita;¡si tus ojos toda nuestra vida han brillado por él!, quién te
corresponde con similar pasión… e idéntica
estupidez.
Amabas se quedaron en silencio por un rato. El secreto vivo durante todos esos siglos, caía conforme el peligro ascendía. Llamarlo su amor, cobijarse
en sus brazos, vivir juntos; besarlo.Attîca
comprendía sus pensamientos, la abrazó, así se quedaron esperando. Apoyada en los cabellos verde esmeralda de su hermana
tranquilizaba la tormenta de angustias que la abatían;
siendo jovenzuelas se refugiaba con ella,
guardando sigilosamente un sueño que la emocionaba; sentía la vida iniciarse en ella, luz envolvente,
pero se separaba, dividiéndose en dos, y la otra parte la aferraba hasta que flotaba en
el lago, muy lejos. Su sueño era el mismo una
y otra vez, pasaba días meditándolo absorta, sin querer saber nada más, incursionaba cada que podía al lago, sin resolver el enigma. Buscó a la Gran maga, quién
la escucho con los ojos vidriosos,
reflexionó y le dijo;“Las respuestas hija mía,son un
largo camino,y no llegamos a ellas sin preparación;¡todo tiene
su tiempo!Ten cuidado, si permites que el egoísmo opaque tu razón, la carga de
tu sufrimiento será muy pesada,sin embargo confío en ti;abrirás tu
corazón escuchando y tendrás en claro el matiz de tu verdadero amor”. No volvieron
a tocar el tema. Dîkodema solía pasar mucho
tiempo mirando por las ventanas, esperando
que suceda el augurio suceda. Visitaron con
la Gran maga uno de los campamentos de entrenamiento;
muchachas y muchachos de trajes opacos,
practicaba con arcos, el instructor era severo
y no permitía ningún tipo de distracción; Dîkodema
y sus hermanas los miraba detenidamente, pensando que era muy divertido estar
entre tantos de tu misma edad. Un muchacho
se acercó a Dîkodema y le dio una flor de cristal;
ella no podía dejar de embriagarse en sus ojos.
–¡Hey!, espera; dejaste caer esto.
– No es mía.
– Es tuya.
– Si tuviera
una flor tan hermosa; sería capaz de
cuidarla.
– Vamos es
tuya; que importa si la tuvieras antes de
pasar por aquí, oh si me alegró tanto verte
que tomé un poco barro con ambas manos y la hice,
para verte de cerca;¡créeme
no importa su origen!,
lo importante es su destino, contigo.
– Mejor que
no seas tan vueltero y vayas al grano la próxima vez que quieras dar un regalo. Muchas gracias.
Se alejó sonrojada,
con el corazón oprimido al ver que el instructor le daba una reprimenda al muchacho, sus hermanas estaban más interesadas en la flor
que en los artilugios convocados. La Gran
maga sonreía complacida, le dio un beso en la
mejilla y antes que pueda preguntarle si conocía el nombre del muchacho ella
respondió;“Lo sabrás.” Perdió la cuenta de las estaciones que pintaron
las colinas, sin volver a saber del muchacho; solía llorar en las noches cada vez que
escuchaba sobre algún muerto en la orden. Al
verse al espejo, admitía ser más hermosa que
en su encuentro y deseaba que él la viera.
Atacaron la ciudad, las tropas de su orden
repelieron a los enemigos; un incendio se
desataba por distintas calles amenazando la biblioteca,
Dîkodema y otros miembros de la casa de la Gran maga salieron inmediatamente; la tarea era dificultosa,
no conseguían doblegar las llamas; su corazón
dio un brinco dentro su pecho, seguido de
una baldazo de agua; su muchacho de ojos
dulces, ahora vestía de azul, sin dejar de sonreír le dijo;“¿Ahora me
dirás que el fuego tampoco es tuyo?”, ambos
entrelazaron una sonora carcajada, animando
a todos alrededor que pudieron apagar el incendio.
Las guerras entre magos eran dolorosas y crueles,
involucrando a muchos seres vivientes en sus
trincheras. En la casa de la Gran
maga; la habitual tensión corría por todos los
ambientes; las trompetas anunciaron el
arribo de los importantes de la orden. Una
vez reunidos, sus hermanas y demás gentes de
la casa esmeraron los preparativos para una fastuosa comida. Dîkodema desentendida buscó un lugar tranquilo
para leer, de pie ante ella el muchacho tenía
una rosa.
–¡Salve señora!; una rosa
silvestre no podría compararse con las que habitan en su casa, pero se sentirá muy honrada si la acepta.
– Dime tu
nombre ilustre desconocido.
– Zakêo, señora.
– Aceptaré tu
rosa,¡y de
una maldita vez deja de decirme señora!
– Si supiera
su nombre nuestra conversación resultaría mucho más sencilla.
– Vaya; y yo que me pensaba famosa.
– Entre mis
pares ustedes son las chicas de coloridos vestidos;
algunos comentan que soplaron el primer aire junto con nosotros.
– Cierto es.
– Interesante, yo temía que usted fuera mucho más vieja; s-e-ñ-o-r-a.
–
Tranquilamente puedo arrancarte los ojos por atrevido sinvergüenza; que no te engañen mis bonitos vestidos, empuño la espada mucho mejor que usted y he
tenido que vérmelas en batallas mortales igual que tus pares.
– A
diferencia suya, mi nombre es respetado
entre los nuestros y empieza a ser temido entre nuestros enemigos. Soy muy diestro con el arco, antes que sus adorables manos toquen la espada pondría
fácilmente una flecha en medio de sus hermosos ojos.
Un verdadero crimen,
¿por qué con qué podría soñar en las noches?; señora.
– Seguramente
dices lo mismo a todas.
– Es evidente
que sí; todas tienen cabellos anaranjados.
– Dîkodema. Supongo que pasarán la noche aquí, antes de irte por favor encontrémonos en este
lugar.
Se despidieron.
Dîkodema corrió al taller dónde cortó un mechón de su cabello y en una noche y
el siguiente día, fabricó un arco. Estaría mucho más segura si llevaba una prenda
suya a los peligros afuera de las murallas de esa casa.
La Gran maga entró furiosa, por estar ahí
metida sin considerar a sus hermanas; miró
el objeto y comprensivamente soltó en tono halagador,
algo que sabría sucedería;“Ahora ya
conoces el nombre de tu arquero;recomiendo que uses aceite de rosas violetas
maceradas en piedras zafiro para barnizar el arco,le dará mayor flexibilidad sin aumentar su
peso.”
Tensó una flecha y suavemente disparó contra el marco de la pesada puerta, de ser un rival no podría levantarse. Contenta, fue
saltando al encuentro de Zakêo; que la
esperaba con un ramo de rosa, ella pensó;“Un día tendré
una morada rodeada de muchas rosas, pero no
permitiré que los ladrones las arranquen.”
Quedan muchos encuentros por relatar, igual
de importantes en medio de dificultades extremadamente complicadas. Aprovechaban cada momento que pasaban juntos, si la guerra les concedía un respiro; de la generación del lago sólo quedaba algunos
que desertaron a la orden, las tres hijas de
la Gran maga y los catorce generales con Zakêo a la cabeza. La orden de los magos oscuros pactó con los
magos blancos; era cuestión de tiempo ser
aniquilados. La Gran maga planeó una
estrategia defensiva; infiltrarían a uno de
los suyos con sus enemigos; aparentemente
perderían sus territorios y finalmente la capital, para conquistarla en una gran embestida. Luego de minuciosos análisis, la suerte cayó en Zakêo.
El corazón de Dîkodema adolorido no tuvo que ofrecerse a ser enlace, porque los supriores le encargaron la tarea. Separaron el alma de Zakêo; Dîkodema se hizo pasar por una viuda en un
pueblo bajo la custodia de los blancos, por
un breve tiempo crío como hijo a su amado,
el tiempo llegó y la joven versión de Zakêo salió a su encuentro y lo asesinó; los blancos no podían creerlo, alegres cubrieron de honores al joven, posesiones y títulos, adiestrándolo con esmero, Dîkodema bajo muchos disfraces estuvo cerca suyo, unió su alma y comenzaron el plan.
– Busquen oficio muchachas, estamos bajo la sombra y no es tiempo de
comadrear.–
Sentenció severamente la Gran Maga, nunca
supieron en que momento apareció detrás de ellas.
–¿Entonces
madre?–
Respondió Dîkodema.
– Attîca tu hermana partirá inmediatamente, encárgate de los preparativos. Pídele a Kadathor prestada la bestia alada que
ha conseguido domesticar.
La Gran maga se internó en los pasillos, interrumpiendo a su hija ansiosa cada vez que
ella quería sofocarla con preguntas. Entraron
en un salón escueto, con pocos muebles, la Gran maga cerró las puertas personalmente
asegurándose que su conversación quede fuera de cualquier oído intruso. Invitó a Dîkodema sentarse, mientras ordenaba sus palabras. Sus ropas cambiaban de color, del tono rosa pasó a un oscuro indescriptible, finalmente miró fijamente a Dîkodema;
–Todos los
caminos que usaste para llegar a la capital de los blancos, están prácticamente cerrados; hay tropas amontonadas para asaltar las costas
de Ungär. La situación es poco alentadora, los intentos de Zakêo por desviar los ataques a
las provincias que dirige Nemrod, han sido
neutralizados.Agafêdor ordenó que instalen
la Fuente de la Contemplación en la
residencia que ocupa Zakêo. Suponemos que es
cuestión de tiempo para que tenga oportunidad de examinarlo minuciosamente, los sabios encargados del objeto no deben querer
dejarlo así nada más.
– Conozco objetos similares y de mayor poder; ¿qué de
debemos hacer?
– Siempre al
grano, siempre tan arrogante; la fuente puede controlar la fuerza de quién la
mira y trasmitirla a quiénes quiera. Puede
descubrirlos, sin la manipulan y poner en
sobre aviso a sus dueños; peor tendría
conciencia de la orden y seríamos blancos al descubierto. Verla voluntariamente es peligroso,
pero la fuente no puede ser usada para torturar a un enemigo.
Dîkodema se despidió con una venia, alcanzó a Attîca en el patio, quién alistó algunas prendas que le servían de
disfraz; asqueada tuvo que ponerse la capa que usaba los jinetes de las bestias
negras y de cuellos largos, cuyas alas no
eran escamas ni plumas. Se elevó rápidamente, la bestia era sumamente dócil a diferencia del
recuerdo que tenía de ellas. Divisó el punto
dónde debía quedarse, aterrizó y despachó a
la bestia que para su sorpresa incluso le hizo un cariño como si fuera un
gatito. Utilizando un disfraz de cierva, caminó tres días,
sin sobresaltos, cada vez adquiría mayor
destreza en la forma de andar y expresarse de los blancos. Finalmente un edificio de catorce pisos y
ventanas amplias al final de la calle; se
emocionó, rondó por un momento, al estará completamente sola la calle, entró por un ventana conjurada para ese fin, adentró en una mesa una rosa la esperaba. Escrudiñó los alrededores, entró en una habitación solemne con un cuadro gigante que
simbolizaba la caída de Zakêo.
– Dime cuando termine todo esto;¿te lo
quedarás?,
me alegra verte Dîkodema.
– Cada vez que te dejo te ves más distinto; extraño al tipo irascible de cabello largo y
barba, mírate ahora;
con ese peinado de pequeño emperador y la cara lavada,
ni siquiera eres una sombra del muchacho que eras.
– En cambio tú,
siempre tan bella.¿Tuviste
algún inconveniente?
– Imbécil, si lo hubiera tenido no estaría tan tranquila.
– Simple educación;
cosa que una engreída como tú no entiende.
–¡¿Ahora eres
un educado cortesano?!, canalla gamberro, me apetece un licor tibio y una de esas viandas
que tanto me gustan.
– Por supuesto señora,¿algo más?
– Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que
me dijiste;“señora”.
– Hoy es una noche especial.
–Hoy en la noche, querrás
decir, todavía el sol no alcanza la bravura
del medio día.
–
Bien mandonita eres,¿nove?; aprovechemos que tengo licencia de todos mis
deberes, no es una buena noticia, pero estaremos tranquilos esperando que la noche
nos cobije para dedicarnos a nuestro asunto.
Conversaron sueltos de cuerpo. Luego de un incómodo silencio que pasaron mirándose
fijamente; Zakêo la puso al tanto de los
cotilleos habituales en la alianza de sus enemigos,
analizaron conversaciones y actitudes, eran
un buen equipo. Cerca de la media noche
sumergidos en completa oscuridad, el
anfitrión le tendió la mano a la invitada y fueron al último piso de la morada;
la fuente era de piedra y mármol lo suficientemente grande para caber en un
piso entero, rodeada por toda clase de
insignias.
– En las últimas noches he podido dominarla.
– Bravo.
– Gracias.
Logré proyectarme más allá de mi cuerpo,
tuve conciencia del espacio, recibiendo
destellos tanto en imágenes cómo sonidos de otros mundos. Pensé que funcionaría igual que una piedra vidente, te busqué en la inmensidad, las proyección terminó;¡me lleve un susto!, pero… luego, abundó la calma.
Acércate.
Él tomó por la cintura a Dîkodema extendió su brazo para que su mano suspendida
entre en contacto con el agua, puso su mano
sobre la suya. Lentamente se formó una luz
azul en sus mentes y un resplandor plateado se adueñó de la habitación. Entonces empezó una melodía, un instrumento de cuerdas, luego una movimiento de tambores,
la conmoción era gravitacional, la letra
misteriosa, pero absorbente; sintió que Zakêo apoyaba la cabeza en su nuca
canturreando el coro. No quería que termine,
quería quedarse ahí para siempre. Los latidos de ambos desde entonces laten al
mismo tiempo. Antes que termine la canción
vinieron a ella las imágenes de su sueño;
claramente vio que su esencia y la de Zakêo eran una,
luego se separaron. Reinante el silencio, él la abrazó,
y ella se arrimó a sus brazos sin saber si era su corazón el que latía en el
pecho del que alguna vez fue un muchacho gentil que le regaló una flor de
cristal. Durmieron abrazados, sin pronunciar palabra,
sin acercarse incendiando los labios. El sol
entró amistosamente por la ventana.
– Zakêo;¿crees que un
día sepamos de dónde viene nuestra canción?
–Sí. Pero
mientras respiremos, la guardaremos en el
recuerdo. Será un tesoro para nosotros. Pienso que viene de un tiempo no vivido, esperó pacientemente darse a conocer para que
nosotros seamos quiénes le demos sentido.
Buen día.
Ooooooh
- stop
With your feet in the air and your head on the ground
try this trick and spin it, yeah
your head will collapse
but there's nothing in it
and you'll ask yourself
Where is my mind (3x)
Way out in the water
see it swimmin'
I was swimmin' in the carribean
animals were hiding behind the rock
except the little fish
but they told me, he swears
tryin' to talk to me to me to me
Where is my mind (3x)
Way out in the water
see it swimmin' ?
With your feet in the air and your head on the ground
try this trick and spin it, yeah
your head will collapse
if there's nothing in it
and you'll ask yourself
Where is my mind (3x)
Ooooh
with your feet in the air and your head on the ground
ooooh
try this trick and spin it, yeah
ooooh
ooooh
With your feet in the air and your head on the ground
try this trick and spin it, yeah
your head will collapse
but there's nothing in it
and you'll ask yourself
Where is my mind (3x)
Way out in the water
see it swimmin'
I was swimmin' in the carribean
animals were hiding behind the rock
except the little fish
but they told me, he swears
tryin' to talk to me to me to me
Where is my mind (3x)
Way out in the water
see it swimmin' ?
With your feet in the air and your head on the ground
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if there's nothing in it
and you'll ask yourself
Where is my mind (3x)
Ooooh
with your feet in the air and your head on the ground
ooooh
try this trick and spin it, yeah
ooooh
ooooh
Where Is My Mind –
Pixies
“A veces
se apoderaba de él una fiebre que le llevaba a vagar de noche, solo, por la
tranquila avenida. La paz de los jardines y las luces acogedoras de las
ventanas derramaban una sedante caricia en su corazón agitado.”
Retrato del artista adolecente – James Joyce